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Nutrición

¿Perder peso con una solución de rehidratación? Aquí le explicamos por qué eso es un error.

Es fácil dejarse tentar por soluciones simples que prometen resultados rápidos cuando se quiere perder peso. A veces circulan consejos que afirman que se puede adelgazar bebiendo grandes cantidades de solución de rehidratación. Sin embargo, esta idea se basa en un malentendido sobre cómo funciona el equilibrio de líquidos en el cuerpo.

La solución de rehidratación está diseñada para reemplazar líquidos y sales, por ejemplo, durante episodios de diarrea, vómitos o sudoración intensa, no para perder peso. Puede afectar temporalmente su peso al restablecer el equilibrio de líquidos, pero no existe evidencia científica que demuestre que las soluciones de rehidratación o productos similares conduzcan a una pérdida de peso a largo plazo.

¿Se puede perder peso tomando una solución de rehidratación?

No. La solución de rehidratación no está destinada a la pérdida de peso. Es un producto médico que, según Nestlé Health Science —la empresa detrás de muchas de estas formulaciones—, ayuda al cuerpo a absorber líquidos y sales. Por lo tanto, utilizar una solución de rehidratación con el propósito de adelgazar no es eficaz ni recomendable. Debido a que el producto contiene sales y electrolitos, su uso excesivo sin pérdida de líquidos puede afectar negativamente al organismo, especialmente en personas con enfermedades cardíacas o renales.

La solución de rehidratación no se clasifica como complemento alimenticio, sino como dispositivo médico. Si usted está considerando utilizar suplementos para apoyar el equilibrio de líquidos o el ejercicio, debe consultar siempre a un médico o dietista primero.

La pérdida de peso temporal suele ser agua, no grasa corporal

Cuando el cuerpo pierde líquidos —por ejemplo, a través del sudor o una enfermedad—, el peso corporal puede disminuir ligeramente. Si la pérdida de líquidos es significativa, existe riesgo de deshidratación, lo cual puede ser perjudicial para la salud. Los signos comunes de deshidratación incluyen dolor de cabeza, fatiga, mareo y sequedad bucal.
Este tipo de pérdida de peso rápida es temporal: el peso vuelve a su valor anterior una vez que el equilibrio de líquidos se restablece. Un cambio en la báscula después de hacer ejercicio o tras una enfermedad no refleja una reducción real de grasa corporal.


La solución de rehidratación no afecta el metabolismo, la quema de grasa ni la regulación del peso corporal. Se utiliza para reemplazar líquidos, electrolitos y glucosa perdidos por diarrea, vómitos o sudoración intensa, pero no influye en el gasto calórico, que es lo que determina el peso corporal a largo plazo.
Para perder peso de forma saludable y sostenible, se necesitan cambios duraderos en la alimentación, la actividad física y el estilo de vida, no soluciones de rehidratación.

Cuándo puede ser útil una solución de rehidratación

La solución de rehidratación contiene sustancias como azúcar (glucosa), sal (sodio) y potasio, que ayudan al cuerpo a absorber líquidos de manera eficiente. Este tipo de solución puede utilizarse en casos de:

  • Diarrea
  • Vómitos
  • Sudoración intensa, por ejemplo, debido a actividad física vigorosa o altas temperaturas

Las soluciones de rehidratación se usan en el ámbito sanitario, especialmente en niños, personas mayores y quienes pierden grandes cantidades de líquido. Estos grupos tienen mayor riesgo de deshidratación.

¿Cuánta agua necesita el cuerpo?

Mantener el equilibrio de líquidos es esencial para el correcto funcionamiento del organismo. Una recomendación común para adultos es beber alrededor de 1,5 a 2 litros de agua al día, aunque las necesidades pueden aumentar durante la actividad física, el calor o una enfermedad.

Los niños tienen una mayor necesidad de líquidos en relación con su peso corporal y, por tanto, pueden deshidratarse más rápidamente, por ejemplo, durante episodios de diarrea o vómitos. Las personas mayores, quienes padecen ciertas enfermedades o toman diuréticos también deben prestar especial atención a su hidratación.
El cuerpo suele regular sus necesidades de líquidos de manera natural. La sed y el color de la orina son buenos indicadores: una orina clara indica una buena hidratación, mientras que un color más oscuro puede señalar que necesita beber más.

Deshidratación y pérdida de líquidos

La deshidratación ocurre cuando el cuerpo pierde más líquidos de los que ingiere. Además de la sed y la orina oscura, una deshidratación más severa puede causar mareos, pulso acelerado o confusión.
Para prevenir la deshidratación, beba agua con regularidad durante el día y reponga los líquidos perdidos según sea necesario, especialmente durante episodios de diarrea, vómitos o sudoración intensa.

Riesgos del uso incorrecto

La solución de rehidratación es generalmente segura cuando se usa correctamente, pero es importante seguir las recomendaciones para evitar un mal uso o abuso. Utilizar una solución de rehidratación sin una pérdida real de líquidos no aporta beneficios para la salud y, de hecho, puede conllevar riesgos.

El consumo excesivo de sal (sodio) puede contribuir, con el tiempo, a la hipertensión y a sobrecargar el sistema cardiovascular, especialmente en personas con enfermedades cardíacas o presión arterial alta. En individuos sanos, el cuerpo regula bien el equilibrio de sal y líquidos, y el uso ocasional rara vez supone un problema.
Sin embargo, el uso frecuente o excesivo sin necesidad puede provocar una ingesta innecesaria de sodio, lo que con el tiempo puede afectar la presión arterial incluso en personas sanas. En casos raros, desequilibrios significativos de electrolitos —como sodio y potasio— pueden alterar las funciones normales del cuerpo y afectar los músculos, los nervios o el ritmo cardíaco.

Por lo tanto, la solución de rehidratación debe utilizarse únicamente cuando exista una pérdida real de líquidos, como durante la diarrea, los vómitos, la fiebre o la sudoración intensa, y no como parte del consumo habitual de líquidos.

Cómo perder peso de forma saludable y sostenible

La pérdida de peso saludable y duradera depende del equilibrio entre la dieta, la actividad física y la ingesta de energía. La base de una pérdida de peso efectiva es un déficit calórico moderado, que se logra mejor mediante una combinación de alimentación nutritiva, actividad física regular y hábitos saludables.

Una dieta rica en verduras, frutas, cereales integrales y fuentes magras de proteínas proporciona una buena nutrición. La actividad física regular —tanto el ejercicio estructurado como el movimiento diario— es igualmente importante. El entrenamiento de fuerza es especialmente eficaz, ya que ayuda a mantener o aumentar la masa muscular, lo que a su vez puede favorecer un metabolismo más alto.
El descanso y el sueño adecuados también son esenciales para una pérdida de peso sostenible. La falta de sueño puede afectar las señales de hambre y saciedad, dificultando el mantenimiento del peso a largo plazo.
Si es necesario, el apoyo profesional de médicos o dietistas puede ayudarle a crear un plan adaptado a sus necesidades y circunstancias individuales. Adelgazar no se trata solo de reducir un número en la báscula, sino de mejorar la salud y construir hábitos duraderos.

Resumen

La solución de rehidratación ayuda a restablecer el equilibrio de líquidos y electrolitos del cuerpo, pero no tiene un efecto directo sobre la pérdida de peso. Aunque a veces se promueva como un “atajo” para adelgazar, no influye en el metabolismo ni en la quema de grasa.

Los cambios rápidos en el peso corporal suelen deberse a fluctuaciones temporales en los niveles de líquidos, no a la pérdida o ganancia de grasa.
El uso incorrecto o excesivo puede ser perjudicial. Los desequilibrios de electrolitos, como en sodio y potasio, pueden afectar negativamente al cuerpo. Por tanto, la solución de rehidratación debe usarse únicamente para tratar una deshidratación real, no de forma preventiva ni como método para adelgazar.

El objetivo de la pérdida de peso debe ser mejorar la salud y reducir el riesgo de enfermedades. La pérdida de peso sostenible se basa en una alimentación equilibrada, ejercicio regular (especialmente entrenamiento de fuerza) y un descanso adecuado. Junto con la orientación profesional, estos hábitos constituyen la mejor base para un control del peso saludable y duradero.


Exención de responsabilidad: este artículo se ha traducido utilizando inteligencia artificial (IA). La versión original en inglés es la principal. En caso de duda, prevalecerá el texto en inglés.

Artículo revisado por:
November 6, 2025

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